Entre los años 30 y 50, Ernst Leitz tuvo que competir con su compatriota Carl Zeiss en el mercado de la fotografía. A partir de la presentación en el mercado de la cámara Contax III en 1936, las innovaciones técnicas prácticamente iban a la par. La Contax III introdujo la montura de bayoneta, el autodisparador y un telémetro acoplado al objetivo más preciso que el ideado por Barnack. Estas mejoras técnicas serían copiadas por Leica en sus modelos posteriores. Su obturador de cortinilla formado por casi 700 piezas, permitía alcanzar velocidades de hasta 1/1250s frente a 1/1000s de la Leica IIIa (ó Leica G), que se lanzó al mercado en 1935. La Leica IIIa fue también conocida como Hindenburg Leica por encontrarse una cámara de este modelo, perteneciente al auxiliar de vuelo Fritz Deeg, entre los restos del famoso zeppelin accidentado en mayo de 1937.

Con estuche de cuero original.