Ha pasado poco más de un siglo, aunque la edificación del Teatro Colón hoy puede parecemos tan remota y ciclópea como la creación de las Pirámides, como obras de sociedades con proyectos e ideas del tiempo que al hombre actual le resulta difícil entender. Esa construcción fue accidentada y dramática; sobrevivió a los amplios vaivenes de la administración y la política, incluso a la muerte de dos de sus tres arquitectos, pero nada detuvo una obra tan materializada en la mentalidad de una élite y en la proyección del Centenario. Nació como el gran teatro de la ópera, pero terminó siendo el palacio musical de la Argentina. Su acústica es un milagro. Forma y materiales proporcionan un rarísimo equilibrio: un punto justo entre el tiempo de reverberación adecuado para la clara comprensión de la palabra (la ópera) y el tiempo un poco más largo que requiere la buena fusión instrumental (la música sinfónica). Un milagro, pero no un mito.
Tapas duras. Nuevo, sellado.