“Quien tanto se precia de servidor de vuesa merced, ¿qué le podrá ofrecer sino cosas del culo? Aunque vuesa merced le tiene tal, que nos lo puede prestar a todos. Si este tratado le pareciere de entretenimiento, léale y pásele muy despacio y a raíz del paladar. Si le pareciere sucio, límpiese con él, y béseme muy apretadamente.”
Breve tratado que demuestra, entre otras cosas, que esta parte del cuerpo, al que le han servido de limpiadera las mejores y más hermosas manos del mundo, por sí solo es mejor y de más provecho que los ojos de la cara o que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor. Pero si sus gracias son muchas y muy dignas de ponderación, no son menores sus desgracias.