a consolidación jurídica y material de la Independencia de Chile fue un proceso largo, que se inicia en 1808 y termina en 1826 con la captura de Chiloé. Sin perjuicio de lo cual se mantienen conflictos aislados en el Sur y el reconocimiento formal por parte de las potencias europeas, en especial España es todavía más tardío. Durante la llamada Patria Vieja (1810-1814) se producen profundos debates ideológicos sobre la autonomía, la forma de gobierno y los principios republicanos o monárquicos que deben orientar el proceso. Con el desembarco de Antonio Pareja, en la bahía de San Vicente, en marzo de 1813, se inicia la fase bélica de la revolución.

En esta etapa si bien hubo gestos importantes, como la primera bandera, el escudo y la escarapela que introdujo el General José Miguel Carrera, todavía la aspiración de independencia plena era muy minoritaria. La circunstancias políticas y militares tampoco lo aconsejaban.

Con la Patria Nueva, que comienza con el triunfo patriota en la batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, se renueva el debate sobre la necesidad de declarar la Independencia de Chile. Otros países, como Argentina y Colombia ya lo habían hecho y se impone la convicción de que Chile se debía plantear como un país libre y no como un territorio insurgente, frente a España y el resto del mundo. A fin de legitimar el proceso se abren libros de firmas en varios partidos, todo lo cual se vio dificultado por las circunstancias de la guerra.

A fines de 1817, luego del fallido asalto a El Morro de Talcahuano y ante el inminente arribo de una expedición española encabezada por Mariano Osorio, el triunfador de Rancagua, el Director Supremo Bernardo O’Higgins resuelve declarar sin más dilación la Independencia de Chile. En su Campamento ubicado en los Morrillos de Perales, cerca de la ciudad de Concepción, en la actual comuna de Talcahuano, firmó la Declaración de independencia de Chile y la hizo arrojar como desafío, por sobre la empalizada del Morro. El mismo día y en total continuidad con este gesto, proclamó solemnemente en la Plaza de Concepción ante la ciudadanía y las tropas formadas en cuadro la Declaración de la Independencia de Chile. A partir de este día, único e irrepetible, Chile abandona jurídicamente su condición de reino de España para convertirse en un Estado libre y soberano. Así lo consignan numerosas fuentes y el mismo Libertador, en su Testamento y en varios documentos.

A su paso por Talca, rumbo a Santiago proclama un texto más definitivo, que, no obstante, tuvo varias correcciones y debió luego rehacerse con el fin de “solemnizar”, según señala el Libertador y dar publicidad a la Declaración que hizo de Chile un país libre. Así ocurrió el 12 de febrero en aquella ciudad y el mismo día en la ciudad de Santiago, dando lugar a una gran fiesta cívica. En los días siguientes muchas otras ciudades y villas se sumaron al festejo, proclamando también el Acta y celebrando la Independencia de Chile. El Acta de la Proclamación, en todo caso, consigna expresamente que el documento fue otorgado en el Palacio Directorial de Concepción el día 1 de enero de 1818 y “firmado de mi mano”, según sostiene el Prócer en el Acta. De esta forma, los pueblos van proclamando su adhesión al nuevo Estado en ocasiones distintas, más sin desconocer la fecha precisa en que Chile había devenido libre y soberano.

A fin de dar luz de estos eventos, el Archivo Histórico de Concepción pone a disposición del público e investigadores varios artículos y documentos, que permiten conocer mejor los eventos reseñados.

Autor: Alamiro de Ávila; tapas duras en tela, 138 pp.; ilustrado. Edición numerada de 1000 ejemplares. Este corresponde al N°642